Facultad de Derecho

23 de marzo de 2017

Posibles consecuencias de una eventual renegociación del TLCAN en el sector Azucarero y Automotriz

Con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca el TLCAN enfrenta una posible renegociación. México encuentra por un lado, la posible imposición de aranceles de hasta un 35% de sus exportaciones en la industria automotriz hacia Estados Unidos, y a la vez, la oportunidad de poner sobre la mesa de negociación el comercio de azúcar para volver a obtener beneficios que han sido suspendidos desde 2014.

En el TLCAN, una de las áreas que se encuentra más profundamente integrada es la de los automóviles y las autopartes, el acuerdo permitió que entre el año 2000 y el año 2010 México atrajera 10 mil millones de Dólares en inversión extranjera directa de Estados Unidos[1], también,  generó que las 3 compañías más grandes de la industria automotriz Estadounidense (General Motors, Chrysler y Ford) se asentaran con solidez en México[2] y adicionalmente le abrió la puerta al país Azteca para convertirse en el tercer Estado que más exportaba automóviles y repuestos de automóviles a Estados Unidos en 2010 por debajo de Japón y Canadá[3].

El dinamismo del intercambio comercial entre los países se vio truncado por la crisis económica de 2008, que generó un descenso del 28.9% en el número de unidades producidas en México entre Agosto de 2007 y Enero de 2010[4]. Pero la recuperación de este mercado en específico se dio iniciando la década actual, y las exportaciones de automóviles y repuestos volvieron a altos niveles en 2014, año en que ya se preveía la inevitable incursión de empresas chinas en el mercado internacional del automóvil y se decía que la aparición de este fenómeno terminaría por trastocar el mercado construido en el marco del TLCAN.[5]

Sin embargo, nadie anticipó una eventual victoria de Donald Trump en la carrera por la Casa Blanca, y lo último que se les ocurrió fue que la amenaza más directa a la existencia del tratado fuese uno de sus propios miembros. Si bien aún no está claro que es con especificidad lo que Trump desea renegociar, es claro que su posición frente a la industria automotriz es regresarla a Estados Unidos imponiendo aranceles de hasta un 35% a las importaciones mexicanas[6], bajo el argumento de “traer de vuelta los trabajos” a suelo estadounidense. Para este fin, deberá renegociar, si pudiera, el artículo 401 del TLCAN, que permite considerar bienes “ensamblados o producidos enteramente por algún país miembro” como si fuera originario de cualquiera de los 3 países firmantes, lo que por supuesto implica un tratamiento arancelario amable para estos productos, que si se quiere terminaría de aplicar al mercado de automóviles si Trump lo excluye de este tratamiento diferencial. Y también, debería suprimirse o modificarse profundamente el anexo 300-A.2, que estipula reglas especiales para la importación y exportación de automóviles y sus repuestos específicamente entre Estados Unidos y México.

Una renegociación sobre las condiciones de las que goza el mercado automotriz dejaría un TLCAN debilitado y prácticamente sustituido por una política proteccionista estadounidense, que, contrario al efecto que Trump espera respecto del “regreso de los trabajos”, generará que las empresas que se vean obligadas a salir de México busquen otro país donde puedan mantener costos similares, como China, aceitando las exportaciones automotrices asiáticas, acelerando la consolidación de este país en el mercado automotriz mundial, despojando a México de un mercado que ha favorecido su desarrollo y dejando a Estados Unidos en las mismas, con sus empresas emplazadas donde les resulte más barato producir.

Pero no todo son malas noticias para México, de hecho, y teniendo claro que el libre comercio no es ninguna fórmula mágica para el progreso, el sector agrícola mexicano ha tenido profundas divisiones respecto al progreso que el TLCAN trajo consigo. Y es que no sería la primera vez que un TLC entre Estados Unidos y un país menos desarrollado genera polémicas en el punto del agro, hay que recordar que en Colombia también se dio dicha discusión[7], principalmente porque la ventaja comparativa de paises como México, que depende altamente de la tierra, se enfrenta a grandes sectores agricultores lobistas de América del Norte.

Desde octubre del 2014, los exportadores mexicanos de azúcar debieron ver como perdīan todos los beneficios del TLCAN, cuando Estados Unidos y México llegaron a un acuerdo para suspender el libre comercio de azúcar.[8] La preocupación fue enorme, porque en ese momento México suplía el 18% de la demanda de azúcar en territorio estadounidense,[9] e internamente, generaba 930 mil empleos directos, 2.2 millones de empleos indirectos y aportaba el 0.4% del PIB.[10] El gran temor de todos se había hecho realidad: México se había concentrado en el mercado estadounidense, y había perdido la parte del TLCAN que le generaba grandes ingresos, la parte donde se suponía que había sido el gran ganador de las negociaciones de este tratado.

Lo ocurrido en el 2014 fue el desenlace de una disputa comercial promovida por los azucareros estadounidenses, quienes han sido tradicionalmente objeto de protección por parte del Estado (se estima que como resultado de medidas proteccionistas que favorecen a este gremio, los consumidores estadounidenses pagaron 1.2 billones de dólares en 2013 y soportaban un precio de azúcar 40% más alto que el promedio mundial[11]). Ellos alegaban que México había incurrido en una práctica desleal conocida como dumping.[12]

Desde entonces, las empresas azucareras en México se privatizaron en medio de escándalos, han sobrellevado bajas en el precio del azúcar[13], y se han tenido que enfrentar, curiosamente, al jarabe de maíz de alta frutosa, un producto producido por Estados Unidos y que llegó a México para quedarse gracias al TLCAN. Una vez más, el temor se hizo realidad: México estaba perdiendo su soberanía alimentaria[14], productos extranjeros estaban llegando a reemplazar a los nacionales, concretamente a su producto insignia, el azúcar.

Así las cosas, México podría sacar una ventaja en una eventual renegociación del TLCAN si logra poner sobre la mesa el comercio de azúcar al mismo nivel del jarabe de maíz de alta fructosa, para que al menos, parte de los beneficios del TLCAN vuelvan a ser aplicables a ambos productos.

[1] PETERS DUSSEL, Enrique. GALLAGHER P, Kevin. Nafta’s uninvited guest: China and the disintegration of North American trade, Cepal review 110, Agosto de 2013, Pg 104.

[2] Ibid

[3] Ibid

[4] Ibid

[5] https://www.theguardian.com/global-development/poverty-matters/2014/jan/02/china-crashed-nafta-party-free-trade

[6] https://www.forbes.com/sites/joannmuller/2017/01/20/how-trumps-protectionism-would-destroy-auto-industry-jobs-not-create-them/#4a87c3b59b32

[7]http://www.dinero.com/negocios/articulo/agricultores-muy-asustados-tlc-estados-unidos/151296

[8] http://www.reuters.com/article/us-usa-trade-mexico-deal-idUSKBN0IG2CU20141028

[9] http://economia.elpais.com/economia/2014/08/29/actualidad/1409267428_309733.html

[10] http://www.sdpnoticias.com/columnas/2014/08/31/la-amarga-guerra-del-azucar-entre-mexico-y-estados-unidos

[11] http://www.heritage.org/trade/report/us-trade-policy-gouges-american-sugar-consumers

[12] ibid

[13] http://www.sinembargo.mx/27-12-2016/3130076

[14] http://www.sinembargo.mx/27-12-2016/3130076

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