Facultad de Derecho

1 de julio de 2022

¿Mutación en consumo y energía?

De una forma casi imperceptible estamos entrando en un nuevo ciclo de consumo que se caracterizará por la moderación. La pandemia, la crisis derivada en la cadena de suministros y la guerra en Ucrania generan escasez y, por ende, un alza en los precios de los productos básicos. No era fácil anticipar que en EE.UU. escasearían huevos, pollo y carne vacuna y que en Europa esto se diera con los aceites de girasol y palma, el trigo y algunas carnes, mientras los precios de los alimentos se disparan en sus mercados.

Por: Eric Tremolada Álvarez

De una forma casi imperceptible estamos entrando en un nuevo ciclo de consumo que se caracterizará por la moderación. La pandemia, la crisis derivada en la cadena de suministros y la guerra en Ucrania generan escasez y, por ende, un alza en los precios de los productos básicos. No era fácil anticipar que en EE.UU. escasearían huevos, pollo y carne vacuna y que en Europa esto se diera con los aceites de girasol y palma, el trigo y algunas carnes, mientras los precios de los alimentos se disparan en sus mercados. Así, los gobiernos del mundo empiezan a preocuparse por la seguridad alimentaria en sus Estados y reaccionan con medidas proteccionistas. Si esta oleada se mantiene, no solo retrocederá la globalización, como lo afirmó el presidente de la Reserva Federal de EE.UU., Jerome Powell, sino que será un mundo distinto que se verá forzado a acostumbrarse a vivir con una mayor inflación, mayores tasas de interés y menor productividad, pero donde se apostará por unas cadenas de suministro más fiables, resilientes y robustas. Eso sí, con menos productos extranjeros en las tiendas y más costosos, invitándonos a un consumo moderado que responda a las reales necesidades.

Cuando cese el uso de la fuerza convencional en Ucrania y disminuyan los ataques cibernéticos, las noticias falsas, la confrontación diplomática y las sanciones económicas, la tensión latente del mundo multipolar, se mantendrá por largo tiempo. Antes de la guerra en Ucrania la tirantez geoeconómica no solo se percibía, en términos de petróleo y electricidad, y de tecnologías de la información y la comunicación (economías digitales), ya en la cuarta y emergente revolución industrial se evidenció una disputa duradera por la tecnología 5G, que determinará quién estará en la vanguardia de la transición de la economía digital a la inteligente.

Así, no solo viviremos en un mundo con los precios de la energía muy altos, sino que -precisamente por esto- se seguirá propiciando la extracción de petróleo y gas, aplazando la necesaria inversión y cumplimiento de las metas para el uso de energías limpias. Para suavizar el impacto de los mayores precios de los combustibles y alimentos, en particular de la población más vulnerable, se profundizará el deterioro fiscal que, por cierto, ya venía siendo grave por los esfuerzos adoptados en el marco de la pandemia. Los activos de refugio mantendrán su demanda por un largo período, lo que le brindará mayor fortaleza y estabilidad al dólar americano, oportunidad para los países exportadores de materias primas que están en alza.

En todo caso, los grandes jugadores de este mundo multipolar determinarán el momento de la aplazada transición energética, la guerra en Ucrania parecía indicar que el momento había llegado y que si EE.UU. y Europa querían disminuir su dependencia actual y futura de Rusia y China no lo podían dilatarar más. Sin embargo, en materia de minerales estratégicos para la transición energética, Rusia -a nivel mundial- es el segundo mayor exportador de cobalto y platino y el tercero de níquel, mientras China tiene y financia la mayoría de las minas del Congo, país que controla más de dos tercios de toda la producción mundial de cobalto.

Se publicó en La República el 26 de mayo de 2022.

Artículos Recientes