Facultad de Derecho

Comercio Electrónico
5 de octubre de 2020

50 Consejos para emprender LegalTech

Por: Daniel Peña Valenzuela

LegalTech es una forma de ver el mundo, una expresión de rebeldía frente al sacrosanto orden jurídico tradicional. Es un movimiento de la primera generación de emprendimiento del siglo XXI, de inconformismo frente a una realidad a veces decepcionante sobre el funcionamiento del derecho, de la denegación de justicia, del malestar del sector legal.

Los emprendedores (no solo los abogados) y los financiadores (familiares, amigos, ángeles, incubadores, aceleradores, fondos de capital venture) están de manera paulatina siendo conscientes del potencial que tiene el movimiento LegalTech para aportar una nueva dinámica al mercado de servicios legales, creativas soluciones a los problemas en el sector justicia, ideas para mejorar la competitividad de las oficinas de abogados y herramientas para modernizar la profesión jurídica en general.

Con la superproducción de abogados por doquier no parece nada descabellado prestar servicios innovadores con apoyo de la tecnologías para la gestión y automatización de documentos, crear productos para la administración eficiente de procesos e innovaciones que permitan optimizar los alcances de la prueba digital, automatizar el compliance, crear formas alternativas de resolución de disputas, entre otros muchos.

Emprender no es fácil ya que se requieren fondos, capital, carácter, resiliencia, conocimiento y suerte para lograr los objetivos inicialmente trazados. Se requiere una combinación de olfato para encontrar la idea correcta, la fortaleza para lograr una hoja de ruta hacia la materialización y la capacidad de vender a los demás el proyecto y la transformación que significa.

En ese sentido, vamos a presentar algunos factores que pueden ser relevantes para lograr un LegalTech exitoso:

  1. Determinar el problema práctico que se quiere solucionar.
  2. Revisar el entorno regulatorio y las expectativas de reglas y normas que puedan afectar el modelo de negocio.
  3. Medir el mercado y no subestimar a los competidores y a muchos actores tradicionales que pueden resurgir.
  4. Apuntar no solo a lo local sino ojalá a lo regional y global.
  5. Pensar distinto, con prospectiva y con sentido de riesgo.
  6. No olvidar que LegalTech tiene un pie sino los dos en el mundo jurídico.
  7. No insistir en los temas en que ya LegalTech ya parece tradicional.
  8. En la simplicidad está la satisfacción del cliente.
  9. SI se quiere sostenibilidad hay que pensar en los abogados centenials, la generación Z y los pandemials.
  10. Integrarse al ecosistema del emprendimiento sin perder la identidad Legaltech.
  11. No correr a constituir una SAS mientras no sepa cual es el camino del proyecto y que apoyo económico va a llegar.
  12. Revisar con lupa las cláusulas de salida, de arrastre y todo los que propongan los inversionistas, el diablo está en los detalles.
  13. Volver a revisar el proyecto mil veces.
  14. Creer en si mismo.
  15. No confiarse de la supuesta sabiduría propia.
  16. No pelear con los amigos con los que se comienza el emprendimiento.
  17. Trabajar en una oficina de abogados…al menos una semana.
  18. Ser juez…al menos el tiempo suficiente para proferir una sentencia.
  19. Siempre recordar que la competencia en LegalTech es global pero que puede ser una gran ventaja ser local.
  20. Por lo menos una vez en la vida ir a un juzgado antes de pretender virtualizarlo.
  21. No desesperarse si nadie entiende la utilidad del proyecto.
  22. Cuando llega el primer inversionista esto despegó.
  23. No desechar la experiencia de los viejos lobos del derecho pero siempre con la conciencia de que estamos entrando en otra era.
  24. No desperdiciar los fondos y capital que se consiga pero mantener ambiciones grandes.
  25. Discutir, hablar, compartir pero no revelar.
  26. Trabajar de manera colaborativa con un egoísmo compartido.
  27. Recordar que lo digital es el principio no es el fin.
  28. No perder la menor oportunidad de networking.
  29. Salir de vez en cuando de la burbuja del emprendimiento.
  30. No creer ciegamente en los profetas del futuro del derecho salvo que estos sean buenos abogados.
  31. No sacrificar todos los códigos por el código.
  32. Ni la prepotencia ni la autosuficiencia son buenos consejeros en un ecosistema en el que se deben tener buenos aliados y financiadores.
  33. Calcular las formas de financiamiento del proyecto, ojalá no solo propias o del entorno familiar sino también a través de ángeles, incubadoras, fondos de inversión privada, fondos públicos de apoyo al emprendimiento.
  34. Perder es ganar un poco.
  35. No poner todos los huevos en la misma canasta.
  36. No mirar por encima del hombro a los compañeros y colegas abogados a los que no les interesa la tecnología. Ellos pueden ser los clientes.
  37. ¿Por qué no negociar con cuidado la equity con el fondo de inversión o con el ángel inversionista?
  38. Creer un poco en cada carreta que aparece por los genios y charlatanes, allí puede haber una vía de emprendimiento.
  39. Pensar de manera innovadora y creativa pero con pies en la tierra.
  40. Comparar el costo beneficio del mismo servicios o servicios similares prestados por medios tradicionales.
  41. Pensar en la ganancia del proyecto y en la tasa de retorno de la inversión pero recordar que la justicia se la inventaron los s eres humanos para lograr un mundo mejor.
  42. Alejarse de los utópicos y de los distópicos.
  43. Olvidarse de los días tranquilos.
  44. Parar, respirar y seguir.
  45. Definir el equipo de trabajo idóneo para llegar a los objetivos.
  46. Lo que viene es la inteligencia artificial, ¡estúpido!
  47. Creer en el proyecto pero estar atento a la crítica y ejercitar la autocrítica.
  48. Levantarse y volver a empezar luego de caer y fracasar.
  49. Innovar o morir.
  50. Morir en el intento si es necesario.

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